martes, 18 de noviembre de 2008

Carta

Queridos mansioneros:

Pertenezco a una agrupación Semítico italiana con sede en Borneo, más precisamente en la localidad de Bandar Seri Begawan, cuyo nombre no es ni semítico ni italiano pero tiene consigo reminisencias de novelas de Salgari, quien era italiano y tenía cara semítica.
Escribo con la finalidad de comunicar mis intereses(y los de mis colegas adheridos a esta noble agrupación, a saber: Giovanni y Mustafá) de instalarnos en la grande y famosa ciudad de Guonderlan con la finalidad de: Promover el bienestar general y los beneficios de la libertad para nosotros y para nuestra posteridad.
Pero sobre todo para nosotros.
Sin más, los quiere
Giusseppe Meaza

lunes, 17 de noviembre de 2008

Llave maestra


Tenemos un problema en la casa, y es que perdimos la llave única.Ahora, en vez de haber una sola, hay muchas. Y todas abren la puerta.
Una ramita del parque, una Yale, una antigua de esas que hay en cualquier casa y nunca sabemos de qué es, una chiquita, como de candado de diario íntimo, un alambre doblado, una ganzúa profesional, los finos alambrecitos del interior de una lamparita rota...
Todo sirve para entrar a La Mansión.
Pero, y no sé por qué, segimos buscando y rebuscando en el fondo del bolsillo, pensando que entrar sólo es posible de una sola manera.

domingo, 16 de noviembre de 2008

No se preocupen, es sólo el tío, que está borracho


Tenemos una bodega de grandes y tétricas dimensiones, está el segundo subsuelo.
La abastece una mano benévola y desconocida.
La mayoría del as botellas y ánforas que allí se encuentran son de marcas desconocidas para muchos: "Parras del Guiso", " Viñas del borrachal", "Piedra libre" y demás.
Parecen no agotarse nunca, a pesar del exacerbado consumo de los habitante fijos y ocasionales de tan impresionante mansión. Producen borracheras interminables, de resacas dulces y melacólicas, cuando no pedos tristes, y a veces violentos, que siempre terminan con los ebrios implicados en el agua verdosa de la Laguna.
Bebidas que nos embriagan, nos hacen decir pavadas, nos ponen tontos o extrañamente sagaces.
Nos secan las neuronas, nos calientan la sangre.
Casi casi como el amor

Los fantasmas del primer piso


Últimamente me la paso pateando esas sábanas viejas, que están tiradas por los pasillos del primer piso de esta casa.


Pertenecen a lujuriosos fantasmas que se las sacan en sus correrías amorosas de media noche.


Amanecen desnudos e invisibles, tirados por ahi.


Como muchos de nosostros