sábado, 6 de diciembre de 2008

Desayuno


Todas las mañanas me despierto y bajo a la cocina, a preparar el desayuno mío, y a supervisar de coté el preparado del desayuno ajeno.
Me encanta desayunar. Generalmente lo hago en la terraza que da al norte, sobre la Laguna, con otros mansioneros. Y cuando hace frío o sueño, en la larga mesa del comedor.
Frutas, panes con semillas, leche y quesos. Uno que otro té. Siempre mate... Esos son mis gustos, pero hay quienes prefieren un cafecito chico y cargado, o bizcochitos de grasa, o facturas.
Otros quieren cacao, Okey de frutilla o banana, pan con mermelada, o cafesotes con leche y chocolinas.
Muchos jovencitos desayunan con cereales y yogur. Otros con jugo y alfajores, o ensaladas de tomate con cocacola. Unos pocos con choripan y vino tinto, pero nunca faltan. Cerveza con leche, me dijo una vez un mansionero alemán. Su nariz roja y su panzota me dijeron que no debía experimentar ese desayuno.
Pero hay días que quienes desayunan empiezan mirando raro alque está al lado en la mesa. Como si no entendieran que el otro tiene derecho absoluto y total sobre la elección de aquello que lo alimenta. Pero no hay caso.
Esos días vuelan galletitas arrojadas de una punta a la otra de la mesa, y a veces peligrosas cucharas con miel.
Y no hay nada que los calme. Ni siquiera pararme en medio de la mesa y gritar pidiendo respeto por mis canas.
He recibido desde zapatillazos hasta saquitos chorreantes de té. Esos días me voy por los pasillos arrastrando las chancletas. Y me quedo en mi habitación mirando el agua, allá abajo, que refleja el sol o las nubes según corresponda.
No entiendo por qué tanto lío con el desayuno ajeno.
No comprendo adónde quieren llegar con eso de imponer su alimentación sobre el otro.Si lo que nutre a uno, a otro sólo lo enferma...Pero esto que pasa, por más que me angustie o enoje, o trate de combatirlo con algo de paz, es inevitable.
La intolerancia por el desayuno ajeno parece una enfermedad endémica, y existirá mientras quede Mansión por habitar.
Lo único posible por hacer, es predicar con el ejemplo.
Insisto, cuando digo que son TODOS bienvenidos, no lo digo en joda...
Y pueden elegir que desayunar. Yo no me enojo