lunes, 15 de octubre de 2012
Perfumes y olores
Todas las casas tiene un olor particular, que las define, que nos
enseña qué cosas encierra, qué se cocina, y como viven sus
ocupantes
La Mansión huele a fresias, a tabaco dulce, a café, a naranjas y
mandarinas, a canela, a jazmines y junquillos, a sopa recién hecha,
a flores podridas en penumbra, a pasto cortado, a frío, a sudor de
fútbol, a cocimiento de cervecería (si no conocen ese olor les
sugiero que caminen por las calles de Quilmes los jueves a la tarde).
Huele también a libros viejos, a jabón limpio (hay jabones que no
huelen así), a puerto de mañana, a finales de asado, a maderitas
húmedas quemandose, a leche hirviendo, a cebolla y ajo en la cocina
y en las manos, a lluvia de verano, a madreselvas, a hombre besado
(les recomiendo que busquen ese perfume. No hay otro igual), a
velas de miel, a viento del mar, a mate de mañana, a resto de
lavandina en los dedos, a vino derramado, a laurel crujiente, a
cerveza de la noche anterior, a eucaliptus en la siesta, a sexo
apenas añejado, a humedad de teatro abandonado, y a mujer danzando.
Se recomienda entrar a la casa con la nariz destapada y expectante.
Que lo disfruten
miércoles, 10 de junio de 2009
Escrito en un zócalo
El lugar que más me gusta de la casa es el zaguán.
La penumbra del árbol de la puerta
Los rincones tan cerca de la piel
Las solapas ajenas al alcance de la mano
Las bocas tan cerca de las bocas
De los cuellos
De las ganas
Agradezco al creador de los zaguanes
por el olor enquistado
de las flores que lo adornan
Por las manos
y las bocas
y los párpados cerrados
Por darme el lugar del preludio
a tanta casa por descubrir
martes, 9 de junio de 2009
Mansioneros nuevos
En el ala Sudeste de la Mansión vive gente muy especial.
Por momentos, son mis favoritos.
Consumen libros de Woody Allen, música de Leo Masliah y salen con cosas como éstas
jueves, 21 de mayo de 2009
Rescate de archivos mansioneros
La Mansión de la Laguna empezó su historia en otros lados: radio, grupos de internet, cuentos infantiles y narraciones orales.
Para que eso no se pierda, cad atanto voy a ir trayendo a este lugar esas historias. Así quedan a disposición de los nuevos y viejos mansioneros.
Hoy:
Para que eso no se pierda, cad atanto voy a ir trayendo a este lugar esas historias. Así quedan a disposición de los nuevos y viejos mansioneros.
Hoy:
DESAYUNO
Todas las mañanas me despierto y bajo a la cocina, a preparar el
desayuno mío, y a supervisar de coté el preparado del desayuno ajeno.
Me encanta desayunar.
Generalmente lo hago en la terraza que da al norte, sobre la
Laguna, con otros mansioneros. Y cuando hace frío o sueño, en la
larga mesa del comedor.
Frutas, panes con semillas, leche y quesos. Uno que otro té.
Siempre mate... Esos son mis gustos, pero hay quienes prefieren un
cafecito chico y cargado, o bizcochitos de grasa, o facturas.
Otros quieren cacao, Okey de frutilla o banana, pan con
mermelada, o cafesotes con leche y chocolinas.
Muchos jovencitos desayunan con cereales y yogur. Otros con jugo
y alfajores, o ensaladas de tomate con cocacola. Unos pocos con
choripan y vino tinto, pero nunca faltan.
Cerveza con leche, me dijo una vez un mansionero alemán. Su nariz
roja y su panzota me dijeron que no debía experimentar ese desayuno.
Pero hay días que quienes desayunan empiezan mirando raro al
que está al lado en la mesa. Como si no entendieran que el otro
tiene derecho absoluto y total sobre la elección de aquello que lo
alimenta.
Pero no hay caso. Esos días vuelan galletitas arrojadas de una
punta a la otra de la mesa, y a veces peligrosas cucharas con miel.
Y no hay nada que los calme. Ni siquiera pararme en medio de la
mesa y gritar pidiendo respeto por mis canas.
He recibido desde zapatillazos hasta saquitos chorreantes de té.
Esos días me voy por los pasillos arrastrando las chancletas. Y
me quedo en mi habitación mirando el agua, allá abajo, que
refleja el sol o las nubes según corresponda.
No entiendo por qué tanto lío con el desayuno ajeno. No comprendo
adónde quieren llegar con eso de imponer su alimentación sobre el
otro.
Si lo que nutre a uno, a otro sólo lo enferma...
Pero esto que pasa, por más que me angustie o enoje, o trate de
combatirlo con algo de paz, es inevitable.
La intolerancia por el desayuno ajeno parece una enfermedad
endémica, y existirá mientras quede Mansión por habitar.
Lo único posible por hacer, es predicar con el ejemplo.
Insisto, cuando digo que son TODOS bienvenidos, no lo digo en
joda...
Y pueden elegir que desayunar. Yo no me enojo
desayuno mío, y a supervisar de coté el preparado del desayuno ajeno.
Me encanta desayunar.
Generalmente lo hago en la terraza que da al norte, sobre la
Laguna, con otros mansioneros. Y cuando hace frío o sueño, en la
larga mesa del comedor.
Frutas, panes con semillas, leche y quesos. Uno que otro té.
Siempre mate... Esos son mis gustos, pero hay quienes prefieren un
cafecito chico y cargado, o bizcochitos de grasa, o facturas.
Otros quieren cacao, Okey de frutilla o banana, pan con
mermelada, o cafesotes con leche y chocolinas.
Muchos jovencitos desayunan con cereales y yogur. Otros con jugo
y alfajores, o ensaladas de tomate con cocacola. Unos pocos con
choripan y vino tinto, pero nunca faltan.
Cerveza con leche, me dijo una vez un mansionero alemán. Su nariz
roja y su panzota me dijeron que no debía experimentar ese desayuno.
Pero hay días que quienes desayunan empiezan mirando raro al
que está al lado en la mesa. Como si no entendieran que el otro
tiene derecho absoluto y total sobre la elección de aquello que lo
alimenta.
Pero no hay caso. Esos días vuelan galletitas arrojadas de una
punta a la otra de la mesa, y a veces peligrosas cucharas con miel.
Y no hay nada que los calme. Ni siquiera pararme en medio de la
mesa y gritar pidiendo respeto por mis canas.
He recibido desde zapatillazos hasta saquitos chorreantes de té.
Esos días me voy por los pasillos arrastrando las chancletas. Y
me quedo en mi habitación mirando el agua, allá abajo, que
refleja el sol o las nubes según corresponda.
No entiendo por qué tanto lío con el desayuno ajeno. No comprendo
adónde quieren llegar con eso de imponer su alimentación sobre el
otro.
Si lo que nutre a uno, a otro sólo lo enferma...
Pero esto que pasa, por más que me angustie o enoje, o trate de
combatirlo con algo de paz, es inevitable.
La intolerancia por el desayuno ajeno parece una enfermedad
endémica, y existirá mientras quede Mansión por habitar.
Lo único posible por hacer, es predicar con el ejemplo.
Insisto, cuando digo que son TODOS bienvenidos, no lo digo en
joda...
Y pueden elegir que desayunar. Yo no me enojo
martes, 19 de mayo de 2009
¿Qué se puede hacer?
miércoles, 13 de mayo de 2009
Diálogo real escuchado en uno de los pasillos
El: señorita....demasiado erotismo en la sala...usted sabe que soy un calentón
Ella: ¿y eso es un problema? ¿la sala tiene demasiadas personas ilustres que lo pueden condenar por abultar de esa manera su pantalón? vamos, hombre! tranquilo, que acá sentados en el fondo ninguno de los condes y condesas va anotar que lo manoseo un poco
El: ¿manosearme?, que idea fantástica! . Manosee. Mire que duro
Ella: Me doy cuenta,me doy cuenta. Usted trate de no tocarme las tetas, por que eso si que se nota más. Si quiere vamos atrás de un cortinado, pero disimule
El: Estoy buscando debajo de la falda. Es complicado, pero...que mojada!.
Ella:¿a que ya descubrió que no llevo bragas? es que con el apuro de venir me olvidé de ponérmelas
El: no se preocupe, una falta mas que conveniente.Mmmmm, que bien se siente
Ella: En este rincón vamos a estar bien. venga por acá. Ya se que no se ve mucho, pero si me permite arrodillarme y desabrocharle el pantalón, no va a necesitar ver nada, solo sentir
El:
ya
estoy
sintiendo
Ella: dice:
¿si? me doy cuenta. Todo está tan caliente y duro que mi boca no alcanza a abarcarlo.
El:
que bueno
me encanta
Ella: ¿Me permite que mientras lo chupo un rato me toque? es que esta situación me tiene muy mal, y necesito un poco de alivio
¿no le molesta?
El:
para nada
al contrario
un placer verla
gozar
Ella: Está bien. Déjeme sacar las tetas afuera del corsé y meterme la mano bajo la falda...
El:Haga, haga...
Ella: estoy muy mojada,¿ sabe? ¿si le pido un favor no me lo va a negar, no?
El: No, digame.
Ella: Me gustaría que me apoye contra ese silloncito de ahí boca abajo, me levante las enaguas y haga de mi lo que le plazca
El:si, si. Lo que me plazca....
Ella: Yo trataré de no gritar, así nadie se entera
El: lo que me plazca....
Ella: Dele, sea bueno, metamela, con ganas. Ya no aguanto estar así
El: y oirla gemir. ¿Quiere que la coja?
Ella: Sí, por favor. Mucho y fuerte.
El:ahí
adentro
toda
ssi
Ella: Sí, así, con todo y hasta el fondo... con la pollera enroscada arriba mio, con la gente del otro lado de la cortina , con la pija dura y caliente
cojame asi...no deje de hacerlo
El:ah... sí?
me voy
me voy
Ella:aia.... yo también.....
El:vamos?
Ella: siii
sii, por favorr si
El:AAAAAAAAAAAA
AAAAAAAAA
Ella:aahhh, siiiiiiiiii ......................guau..
El: GUAU
Ella: ¿está bien? arregle sus ropas, compongase y salgamos por lados distintos . No quiero que madre se altere si no me ve en la sala de conciertos.
El: me parece bien. Gracias por la dedicación. Espero verla pronto otra vez
Ella: En la próxima tertulia que ofrezca su majestad, me tendrá por aquí. Muchas gracias por su generosidad, caballero
El: Hasta la vista, señorita
¡Arriba ese ánimo!
La única manera que tiene algunos mansioneros, que aborrecen el frío, de sobrevivir esta hermosa estación del año, es viendo esto una y otra vez, corriendo por los pasillos en calzoncillos largos y con mantas naranjas en los hombros. Van asustando a todos los que amamos el silencio que hace una hoja que cae a la laguna, los que disfrutamos la tristeza de los atardeceres tempranos, la tibieza del chocolate en la taza y la garganta... Y los perdonamos, porque para que se noten los contrastes, las cosas no deben ser de un solo color
martes, 12 de mayo de 2009
Sueños
martes, 5 de mayo de 2009
Breve catálogo médico de enfermedades mansioneras
Entre el Dengue, la gripe A ( o del chancho, como gusten), la fiebre amarilla y la Malaria ( que nos afecta a todos), me tienen cansada.
¿No saben que hay cosas terribles con las que lidiamos día a día?
Aquí la primera de nuestras enfermedades:
Síndrome de abstinencia de adicción a la plastilina:
Se caracteriza por una incontrolable tendencia a tener las manos inquietas: El afectado toca todo lo que lo rodea. Tiende a una profusión de origamis, arrancamiento de etiquetas de botellas, roturas de migas a niveles infinitesimales, producción incontable de bollitos de papel, toqueteo de pelo, de cara, de gente... Sacamiento de mocos, tirado de hilachas, tronación de dedos... Dibujamiento de garabatos en cualquier lado y apretujamiento de granitos propios y/o ajenos.
Un asco de ser humano.
Cuando vuelve a su natural adicción, salen cosas como estas:
Un asco de ser humano.
Cuando vuelve a su natural adicción, salen cosas como estas:
lunes, 27 de abril de 2009
Cambio de aires
Mucho tiempo sin sacudir las alfombras y los acolchados de la Mansión hace que los ácaros te terminen cebando mates.
Abro las ventanas y saco todo al sol
Me saco a mi misma.
Me asomo al balcón casi desnuda y de cara al viento.
El pelo suelto, volando sobre la laguna.
El amamencer que huele a hojas quemándose.
El agua en mil colores, allá abajo.
Meto en una sola inspiración todo el aire.
Absolutamente todo el aire que entra en mis pulmones. Ni un centímetro cúbico menos
Y lo suelto, transformado, con otro color, al cielo.
Empecemos de nuevo
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