La única manera que tiene algunos mansioneros, que aborrecen el frío, de sobrevivir esta hermosa estación del año, es viendo esto una y otra vez, corriendo por los pasillos en calzoncillos largos y con mantas naranjas en los hombros. Van asustando a todos los que amamos el silencio que hace una hoja que cae a la laguna, los que disfrutamos la tristeza de los atardeceres tempranos, la tibieza del chocolate en la taza y la garganta... Y los perdonamos, porque para que se noten los contrastes, las cosas no deben ser de un solo color
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